¿Por qué somos adictos? ¿Por qué nos enganchamos a alcohol, al café, al tabaco, a las drogas blandas y duras, al fast food, al sexo…?

Estos días he leído un interesante estudio que relaciona la adicción con la necesidad de encontrar un amor incondicional. 

Al parecer, las adicciones producen en el cerebro una química similar a la que genera la rara experiencia del amor sin condiciones, como el que nos dispensa, por ejemplo, nuestra madre.

No hago más que pensar en esto. 

Así que el que se droga, lo hace para sentir que alguien le quiere sin condiciones, de forma absoluta… 

Y lo malo es que quien se droga, lo que genera no es propiamente un amor sin condiciones hacia su persona…He aquí un círculo vicioso, en el congruo sentido de la expresión. 

En fin, tomemos nota: toda forma de adicción es un vano intento de evocar lo que sentíamos en brazos de nuestra progenitora. 

Toda forma. 

Incluso esa adicción tan feroz y dañina que es el ansia de poder.

Lo cual me lleva a pensar que los desmanes que nos están ocasionando los prebostes se deben simplemente a que nadie los quiere de forma incondicional.

Echan de menos a su mamá.

Habría que sacar partido de este asunto.

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