
Fuimos anoche a ver la nueva versión del Rey León. Al salir, asombrados aún por el colosal despliegue tecnológico, pero un poco extrañados por la ausencia de magia e intensidad emocional en esta nueva versión, Marta me dijo que le parecía fatal que Disney hubiese patentado la expresión swahili Hakuna Matata. Lo ha leído ella en internet.
En realidad, no es exactamente así. Lo que los abogados de Disney hicieron (no ahora, sino en 1994) fue proteger el uso de la expresión swahili en el contexto de una posible competencia indebida con los productos de Disney (ropa y complementos).
Ni siquiera los poderosísimos leguleyos de la Disney pueden impedir que se siga usando la frase. O incluso que se rotule en ropa y complementos, siempre que no se pueda colegir que se está plagiando un producto Disney.
Aún así, la cosa tiene cierto componente de escándalo, y se comprende. Y ha provocado que muchos activistas africanos hayan protestado enérgicamente y hayan acusado a Disney de apropiación cultural, una cosa que está muy de moda en nuestros días.
Lo curioso es que la expresión Hakuna Matata tiene raíces inglesas (como un 5% de todo el léxico swahili).
Matata es el plural de tat, que significa lazo en swahili, y que casi con toda probabilidad es un préstamo del inglés tat, con el mismo significado.
Hakuna, por su parte, expresa carencia o negación en swahili, por lo que literalmente, hakuna matata significa “sin lazos” o “sin enredos”. Y solo metafóricamente, “sin problemas”.
Existe otra posible etimología de “matata”.
La partícula “tat” podría provenir de una palabra protobantú que significa “tres”.
En este sentido, hakuna matata vendría a significar aquello que no tiene la complejidad y la dificultad de tres cosas.
Esta última etimología protobantú me parece muy interesante.
Porque es verdad que la complejidad, en casi todo, comienza tan pronto pasamos de dos a tres…