
“Había una vez dos pequeños peces que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez mayor que nadaba en dirección contraria; el pez mayor lossaludó con la cabeza y les dijo “Buenos días chicos. ¿Cómo está el agua?…”
¿Cómo podría proseguir este microcuento, que tal vez debamos a Foster Wallace, para que, con un solo párrafo configure una parábola de alcance trascendental?
“Los dos peces jóvenes siguieron nadando en silencio un trecho. Por fin, uno de ellos miró al otro y le dijo ‘¿qué demonios es el agua?’
Es demoledor. Entendida bien la parábola, nos expresa una terrible aporía epistemológica. No podemos saber la verdad. Porque estamos metidos en ella como los peces en el agua.