
También en referencia a un post anterior me dicen que tal vez las connotaciones negativas (o más bien duales) del dinero no es correcto que se imputen exclusivamente a la cultura judeocristiana sino que acaso vienen desde mas lejos y son algo inherente al hecho de que el dinero puede da y quita la felicidad al ser humano, según se utilice.
Puede ser. Es cierto que el pensamiento cristiano es muy claro al respecto y nace no solo en San Pablo o San Agustín, como mencioné en mi post (y ambos son los dos co-creadores del corpus doctrinal del cristianismo, sin la menor duda, y con permiso del de Aquino), sino que arranca de Mateo 6.24 : “No podéis servir a Dios y al Dinero”. Pero también es justo reconocer que el recelo frente al dinero viene de mucho más lejos. Por ejemplo, en Sófocles ya encontramos claramente expresada la idea, en las famosas palabras de Creonte al coro, en Antígona: “No hay nada peor que el dinero / El dinero arrasa las ciudades, expulsa / A los hombres de sus casas, envenena los corazones / Convierte la honestidad en acciones vergonzosas / Muestra a los hombres el camino a la villanía”
Y esa idea clásica es la que pervive y se desarrolla durante toda la Edad Media, al menos hasta el renacimiento y la emergencia de la burguesía hegemónica. Y no siempre tuvo vinculación al pensamiento ortodoxo cristiano. Eso es cierto.
Por ejemplo, en las Canciones Bávaras que entonaban los provocadores, anticlericales e irreverentes estudiantes goliardos (es decir, en los Carmina Burana) encontramos la misma idea, aunque el fragmento en cuestión no lo consideró Orff para su célebra cantata. Una lástima.
Es un fragmento de los Carmina que me he permitido traducir a mi modo y que creo tiene el interés de ser una de las indudables fuentes del famoso poema del no poco goliardesco Quevedo (además de otros posibles elementos que acaso le inspiraron, como el Elogi dels Diners del mallorquín Tureda o los versos de Niccolò de Rossi que creo haber mencionado en algún post hace años).
He aquí el fragmento de los cantos goliardos que me he permitido adaptar:
«Es en la Tierra el dinero hoy en día el gran Señor
El Dinero quiere al amo, y le sirve con esmero
Ama el dinero el mendigo y lo venera la Curia
Nada teme el poderoso sino el mal de la penuria
Por igual monje y abad gozan los dos del dinero
El dinero da consejo desde el último al primero
A la paz lleva a las gentes y a la guerra si le place
Al prior le da la dicha y al abad también complace
Al inocente le acusa y al rico quita la calma
Por dinero peca el santo y el honesto vende el alma.«
Genial
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